Descubriendo México

lunes, julio 04, 2005

fin de semana politico

Hoy es lunes. El fin de semana ha sido muy político, no para mí, pero sí para el país. Primero el sábado, 2 de julio. Se conmemoraban cinco años de la victoria electoral de Fox. Se organizó una marcha por la avenida de la Reforma, que en México viene a ser como la Castellana madrileña. En teoría era para conmemorar el fin de la dictadura del PRI, pero también, de paso, cómo no, pues para hacer campaña o como quieran llamarlo, propaganda o proselitismo del PAN, partido de derechas que gobierna desde el 2000. Ha sido una marcha muy polémica, por esto de la utilización política (tampoco me voy a entretener con esto porque no voy a descubrir la pólvora, todas las marchas tienen un sentido político y a menudo partidista en cualquier parte del mundo) pero también porque el domingo había elecciones en dos Estados de la República.

Las cifras que he leído a salto de mata en las portadas de los diarios dicen que 200.000 personas acudieron a la marcha. No sé si es mucho o poco, en España sería multitudinaria, pero teniendo en cuenta que en el Distrito Federal viven alrededor de 20 millones de personas y en todo el país 100, pues a mí se me hace poco.

Me tocó vivirla tangencialmente. Andaba yo, en mi fin de semana familiar, con mis compañeros de departamento, buscando un falafel en la Zona Rosa para comer. Algunas calles del barrio estaban cortadas y veíamos pasar gente con sus gorritas o sombreros de paja para el sol. Nada de masas, más bien grupitos y tampoco pasaban continuamente. El barrio estaba tranquilo. De camino al mercado del Chopo, bien espachurrados y muertos de calor en ese último invento del alcalde del DF que es el metrobus (del que hablaré más adelante), en el cruce de Insurgentes con Reforma, la verdad, yo no vi ninguna marcha. El tráfico no estaba cortado, y sí había gente, pero por una de las riberas de Reforma y pasando en pequeños grupos. Igual era la hora, alrededor de las tres de la tarde, igual ya era muy tarde y la gente que yo vi más bien andaba en retirada, pero desde luego, no me pareció ni siquiera representativo. Si esa era la celebración del PAN, voy a tener que hacer caso a esa gente que dice que el año que viene va a volver a ganar el PRI. Había más gente en la cantina en la que estuvimos después de pasear por el Chopo que en Reforma.

El domingo también fue día de actividad política. Había elecciones en el Estado de México y el Estado de Nayarit, dos Estados bien diferentes pero con parecidos resultados electorales: victoria del PRI. Ninguna de las dos ha sido sorprendente, pero la del Estado de México es bastante representativa. Dicen por aquí que es el laboratorio del PRI para las elecciones federales, aunque bien es verdad que en la última ocasión ganaron en el Estado y perdieron en la República.

Los titulares de hoy dicen que gana el PRI en los dos, pero lo que no cuenta más que La Jornada es que el abstencionismo en el Estado de México ha sido del 58%. Más de la mitad de la población del Estado con más gente de todo el país no ha votado quién le va a gobernar los próximos seis años. Las alternativas eran las siguientes:

-Enrique Peña, ganador, el niño bonito, joven, de familia bien, que postulaba por el PRI. Le han salpicado con supuestos escándalos toda la campaña: que si ha gastado demasiado dinero sin saber su procedencia, que si había líos en el instituto electoral que iban a amañar las elecciones, jaleos con las papeletas… Yo, después de 70 años gobernando, no voy a poner en duda que el PRI es una mafia, pero quién sabe si ha sido por eso por lo que haya ganado.

-Luego estaba Rubén Mendoza, segundo en los resultados, por parte del PAN. Me cuentan de este señor que se cambió del PRI al PAN porque en el PAN precisamente le ofrecían esta gobernatura, por tener realmente posibilidades de ganarla. De hecho, lideró las encuestas durante bastante tiempo, pero en los últimos meses que ambos candidatos andaban empatados perdió los nervios y empezó a decir tonterías como que iba a perder porque él era más feo que Peña. Al final ha perdido, quién sabe si por estas tonterías o por la maquinaria del PRI.

-Por último, estaba Yeidckol Polevnsky, del PRD, la protegida del alcalde de la Ciudad de México. Llevaba el mismo programa para el Estado de México que a López Obrador le hizo alcalde de la ciudad más grande del mundo, pero nunca nadie (oficialmente) le dio por ganadora. También le atacaron en la campaña. Aunque en México cualquier nombre, por más inverosímil que parezca, es posible, en este caso la chica se lo cambió porque hace años le violaron y quién sabe cuántas cosas más (nunca me enteré bien de la historia) y ella decidió cambiar su identidad para que no le relacionasen con su familia. La verdad, a mi visión superficial y de extranjera, me parecía la más creíble de los tres, pero yo siempre voy con los perdedores, así que tenía claro que no iba a ser gobernadora. Por otro lado, me pregunto si hay alguna gobernadora en México, porque me parece que no. Las mujeres todavía no están bien colocadas en la política mexicana, ni es políticamente correcto, como si ocurre en mi país, eso de la paridad. La única mujer que sobresale es Marta Sahagún, la mujer del presidente, que sin que nadie le haya votado, se hace atribuciones de presidenta y muchos dicen que es la que mueve los hilos en la sombra. Independientemente de que eso sea verdad o no, en México el machismo y la misoginía es aún más fuerte que en España.

Del Estado de Nayarit apenas puedo hablar. El Estado de México es el más poblado del país (de hecho, rodea al Distrito Federal y mucha de la gente que vive en la ciudad de México pertenece realmente al Estado de México, es su continuación natural) y tiene mucha importancia para la República por otros motivos. Nayarit, que es un Estado que está en la costa del Pacífico, entre Sinaloa y Jalisco, es un Estado pobre, con mucho menos peso en la República. Los medios de comunicación apenas han hablado de la campaña nayarita. De hecho, yo que sigo las noticias políticas de manera muy superficial o muy tangencial, hablando con más propiedad, apenas conocí a los principales candidatos por una entrevista telefónica una mañana de camino al trabajo que no duró más de quince minutos (incluyéndoles a todos). Ahí me enteré que el candidato del PRD (el partido equivalente a Izquierda Unida) había abandonado el PRI no hace mucho, que el PRI gobierna en este Estado desde hace tiempo (y todo parece indicar que vuelve a ganar) y que el PAN se dedica a criticar a sus adversarios en lugar de contar su programa electoral. (Programa electoral, me pregunto si los políticos saben lo que es eso).

También me surge la pregunta de por qué han dejado de votar más de la mitad de la población del Estado de México. A muchos, me imagino, la política ni les va ni les viene, bastante tienen con encontrar el dinero para poder comer caliente cada día. Pero ¿y el resto? ¿Será porque piensan que de todas maneras iba a ganar el PRI con su mano negra? ¿No les convenció ninguna de las tres propuestas? ¿Por qué no me cuentan eso los periódicos, en lugar de contarme las estupideces que han dicho los tres candidatos a última hora? (Que siempre dicen lo mismo, por otro lado).

En cualquier caso, es curiosa la política en este país. Los políticos son del mismo corte que en todos los países, al menos en los que yo conozco. Hacen los mismos gestos, casi dicen las mismas frases. Es como el fútbol, están mimetizados, parece que se estudian unos a otros más allá de las fronteras para comportarse todos de la misma manera, en plan gremial. Supongo que es lo que tiene la televisión, que nos ha globalizado bastante. En México hay una particularidad que no veo en España. El sistema es sexenal y los ganadores no son reelegibles, así que se crea un sistema mucho más personalista, donde la manera de escalar es igual que en España, a través de favores personales y escalando posiciones, pasando de alcaldía a gobernatura o cámara de diputados y así cada vez más arriba. Pero además, ocurre una cosa muy curiosa que no he visto en España. Los candidatos, sea a nivel estatal o nacional, hacen campaña personal. Es decir, antes de ser candidatos del partido hacen campaña contra otros miembros de su mismo partido para ser elegidos candidatos. La cantidad de esfuerzos y dinero que se gasta en esta precampaña interna, me parece una locura. No creo que el sistema partidista que hay en España sea el más perfecto, pero desde luego, y quién sabe si sea por mis ojos gachupines (como nos llaman despectivamente en este país a los españoles), me parece mucho más correcto de cara al ciudadano. Al menos en las elecciones internas de los partidos españoles no desperdician tantos recursos que al final quienes los pagan, de una u otra manera, son todos los mismos.

Y yo, mientras todo esto ocurría a mi alrededor, andaba haciendo un corto de animación de 20 segundos con mis compañeros de departamento, en un concierto de música surf de un grupo argentino, o ligando con el bajista de un grupo que tocaba en un bar grandes éxitos de música tipo soul, de esa que suelen poner en un pub irlandés que todo el mundo se sabe y corea con una cerveza en la mano…

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