Una ciudad para empollones
Este es el reportaje sobre Nuevo León que hice para Expansión, adaptado y resumido para los bloggeros... Ya sé que tengo muchos pendientes, falta Baja California y falta también Chiapas, donde acabo de estar de vacaciones, pero poco a poco, no puedo todo de una vez...
Una ciudad para empollones
González Parás, gobernador de Nuevo León desde 2003, tuvo la visión de cómo debe ser el Monterrey del futuro. Organizó un buen plan donde todos los actores un papel y que incluye todas las dimensiones de la ciudad, pero no se lo sacó de la manga. Cada gobernador llega con un proyecto maestro que luego queda archivado en el cajón, al menos parcialmente, cuando termina su mandato y es reemplazado por el sucesor, que trae otro proyecto maestro. González Parás prefirió meter en la coctelera todos esos proyectos y hacerlo uno solo, corregido y aumentado. Así que la combinación de todas las ideas y los actores dio como resultado, hace tres años, Monterrey, Ciudad del Conocimiento.
“Queremos que sea la ciudad en la que los empollones quieran vivir”, explica Antonio Zárate, responsable del proyecto Monterrey, Ciudad del Conocimiento. El principal modelo de Zárate es Barcelona, en España. “Tienen como 14 parques industriales, es una ciudad que tiene ópera, tiene parques, tiene cultura en la calle. Le dices a un ingeniero sueco si quiere instalarse en Barcelona y seguir investigando y se vuelve loco”. El plan de desarrollo del gobierno estatal para el sexenio 2003 - 2009 es la base para que Monterrey se convierta en el motor del país. La capital regia siempre ha estado a la cabeza como polo industrial y sigue atrayendo inversiones, pero ahora quieren crear valor a través de la investigación aplicada en la empresa, reforzado por un fuerte impulso al desarrollo urbanístico que hagan de la ciudad un lugar atractivo para vivir. Pero no es sólo un proyecto del gobierno estatal. Con él están las universidades, la de Monterrey, la Autónoma de Nuevo León (UANL) y el Tecnológico de Monterrey. También las empresas. “Es una alianza, la triple hélice, solos no podríamos hacer nada”, argumenta convencido Zárate. Y es un proceso lento. En los tres años que llevan de proyecto se han sentado las bases, cambiando la legislación del estado para que, por ejemplo, se crease el Instituto de Investigación y Transferencia Tecnológica como una institución que trascienda el sexenio. Se han definido las vocaciones industriales, se han creado los mecanismos para controlar y alentar el proyecto, como son los consejos consultivos ciudadanos. Pero todavía no hay resultados tangibles.
Todo empezó con una crisis. En 2001 la economía de EU se contrajo y esto pegó a la economía de Nuevo León, altamente dependiente del vecino del norte. Ese año se perdieron 32,245 empleos. Después de consultas y reuniones llegó a la conclusión de que la única manera de avanzar era a través de la innovación.
La mayor parte de la población del estado (80%) vive en el área metropolitana de Monterrey, que cuenta con 3.5 millones de habitantes. El sector productivo de Monterrey es amplio, tiene acero, vidrio, servicios financieros, materiales de construcción, embotelladoras… Pero su principal destino es EU, y esto le hace fuertemente dependiente. “Su mayor debilidad es que, por esta dependencia, se presta a muchas fluctuaciones cíclicas”, explica Patricia Calvo, directora de finanzas públicas de la calificadora Standard and Poors. Para que el proyecto funcione hace falta encontrar nuevos mercados que diversifiquen también el destino y no sólo la producción.
Desde hace tres años trabajan en la manera de lograr estos objetivos económicos y educacionales, pero la idea es que Monterrey sea algo más que una tecnópolis. “Para que los cimientos sean sostenibles, necesitas impulsar la parte social y cultural”, explica Zárate, responsable del proyecto. Lo que quieren es que la ciudad sea una ciudad cómoda, con oferta cultural, una ciudad donde la ciudadanía participe en la vida pública y conviva en los espacios públicos. Sin embargo, ahora mismo, según él mismo explica, están concentrados en la parte económica y no tienen previsto cómo van a desarrollar las otras patas.
Las universidades se están concentrando en ofrecer una oferta de formación de carreras técnicas y enfocadas a la investigación. Sin embargo, una ciudad como la que González Parás sueña va a requerir de otro tipo de universitarios: filósofos, antropólogos, sociólogos, buenos maestros, filólogos… La UANL hizo una reforma que justamente limita esta oferta a favor de las carreras técnicas… ¿Dónde quedan las artes y las humanidades?
La sociedad regia es considerada en el resto del país como muy conservadora, y no es mera fama. Una prueba de esto es la poca participación de la mujer en el trabajo remunerado. Según el departamento de estudios del Tecnológico de Monterrey, la proporción de hombres y mujeres en el total de la población ocupada, es de 70 - 30. “Las regias estudian, pero no ejercen”, explica Marcia Campos, del Tecnológico. Una persona cercana al proyecto comenta justamente que espera que su hija, hoy de 12 años, estudie algo relacionado con la ingeniería para que pueda acceder a un buen trabajo, aunque, como es mujer, espera que no tenga que trabajar y pueda dedicarse a la familia y el hogar. “Las regiomontanas se cuecen a parte”, sentencia Gabriela de la Riva, que dirige una agencia de investigación de mercado. La agencia De la Riva hace investigaciones para marcas que quieren vender sus productos en México y quieren conocer el público al que se dirigen en profundidad. Comenta, por ejemplo, que los comerciales con cierta carga sensual provoca mucho rechazo entre las regias. Así ocurrió con una conocida marca de paletas. “Son más de tradiciones, del qué dirán, la religión juega un papel fuerte. Tienen mucho cuidado de la aceptación social”.
La oferta cultural es importante, pero es necesario que la población quiera participar de ella y de las cuestiones que atañen al desarrollo local. Y justamente uno de los principales problemas que enfrentan los impulsores del proyecto es que la mayor parte de la población no entiende en qué consiste éste, incluso lo confunden con un evento que tendrá lugar el año que viene, el Forum Universal de las Culturas. Eso ha hecho, según nos comenta Zárate, que hayan preferido no hacer más difusión en la población de Ciudad del Conocimiento hasta que no termine el evento, para no generar más confusión.
En una ciudad como la pretendida, es importante el uso del transporte público, que evite mayor contaminación. El plan contempla la ampliación de la red del metro en dos líneas a la zona conurbada y la mejora de los autobuses urbanos, como el cambio de vehículos ya anticuados y la incorporación de aire acondicionado en los nuevos. Pero no contempla un plan de fomento del uso en una población que no tiene costumbre de usar el metro, ni siquiera los funcionarios de la Agencia de Planeación lo hacen.
Una ciudad para empollones
González Parás, gobernador de Nuevo León desde 2003, tuvo la visión de cómo debe ser el Monterrey del futuro. Organizó un buen plan donde todos los actores un papel y que incluye todas las dimensiones de la ciudad, pero no se lo sacó de la manga. Cada gobernador llega con un proyecto maestro que luego queda archivado en el cajón, al menos parcialmente, cuando termina su mandato y es reemplazado por el sucesor, que trae otro proyecto maestro. González Parás prefirió meter en la coctelera todos esos proyectos y hacerlo uno solo, corregido y aumentado. Así que la combinación de todas las ideas y los actores dio como resultado, hace tres años, Monterrey, Ciudad del Conocimiento.
“Queremos que sea la ciudad en la que los empollones quieran vivir”, explica Antonio Zárate, responsable del proyecto Monterrey, Ciudad del Conocimiento. El principal modelo de Zárate es Barcelona, en España. “Tienen como 14 parques industriales, es una ciudad que tiene ópera, tiene parques, tiene cultura en la calle. Le dices a un ingeniero sueco si quiere instalarse en Barcelona y seguir investigando y se vuelve loco”. El plan de desarrollo del gobierno estatal para el sexenio 2003 - 2009 es la base para que Monterrey se convierta en el motor del país. La capital regia siempre ha estado a la cabeza como polo industrial y sigue atrayendo inversiones, pero ahora quieren crear valor a través de la investigación aplicada en la empresa, reforzado por un fuerte impulso al desarrollo urbanístico que hagan de la ciudad un lugar atractivo para vivir. Pero no es sólo un proyecto del gobierno estatal. Con él están las universidades, la de Monterrey, la Autónoma de Nuevo León (UANL) y el Tecnológico de Monterrey. También las empresas. “Es una alianza, la triple hélice, solos no podríamos hacer nada”, argumenta convencido Zárate. Y es un proceso lento. En los tres años que llevan de proyecto se han sentado las bases, cambiando la legislación del estado para que, por ejemplo, se crease el Instituto de Investigación y Transferencia Tecnológica como una institución que trascienda el sexenio. Se han definido las vocaciones industriales, se han creado los mecanismos para controlar y alentar el proyecto, como son los consejos consultivos ciudadanos. Pero todavía no hay resultados tangibles.
Todo empezó con una crisis. En 2001 la economía de EU se contrajo y esto pegó a la economía de Nuevo León, altamente dependiente del vecino del norte. Ese año se perdieron 32,245 empleos. Después de consultas y reuniones llegó a la conclusión de que la única manera de avanzar era a través de la innovación.
La mayor parte de la población del estado (80%) vive en el área metropolitana de Monterrey, que cuenta con 3.5 millones de habitantes. El sector productivo de Monterrey es amplio, tiene acero, vidrio, servicios financieros, materiales de construcción, embotelladoras… Pero su principal destino es EU, y esto le hace fuertemente dependiente. “Su mayor debilidad es que, por esta dependencia, se presta a muchas fluctuaciones cíclicas”, explica Patricia Calvo, directora de finanzas públicas de la calificadora Standard and Poors. Para que el proyecto funcione hace falta encontrar nuevos mercados que diversifiquen también el destino y no sólo la producción.
Desde hace tres años trabajan en la manera de lograr estos objetivos económicos y educacionales, pero la idea es que Monterrey sea algo más que una tecnópolis. “Para que los cimientos sean sostenibles, necesitas impulsar la parte social y cultural”, explica Zárate, responsable del proyecto. Lo que quieren es que la ciudad sea una ciudad cómoda, con oferta cultural, una ciudad donde la ciudadanía participe en la vida pública y conviva en los espacios públicos. Sin embargo, ahora mismo, según él mismo explica, están concentrados en la parte económica y no tienen previsto cómo van a desarrollar las otras patas.
Las universidades se están concentrando en ofrecer una oferta de formación de carreras técnicas y enfocadas a la investigación. Sin embargo, una ciudad como la que González Parás sueña va a requerir de otro tipo de universitarios: filósofos, antropólogos, sociólogos, buenos maestros, filólogos… La UANL hizo una reforma que justamente limita esta oferta a favor de las carreras técnicas… ¿Dónde quedan las artes y las humanidades?
La sociedad regia es considerada en el resto del país como muy conservadora, y no es mera fama. Una prueba de esto es la poca participación de la mujer en el trabajo remunerado. Según el departamento de estudios del Tecnológico de Monterrey, la proporción de hombres y mujeres en el total de la población ocupada, es de 70 - 30. “Las regias estudian, pero no ejercen”, explica Marcia Campos, del Tecnológico. Una persona cercana al proyecto comenta justamente que espera que su hija, hoy de 12 años, estudie algo relacionado con la ingeniería para que pueda acceder a un buen trabajo, aunque, como es mujer, espera que no tenga que trabajar y pueda dedicarse a la familia y el hogar. “Las regiomontanas se cuecen a parte”, sentencia Gabriela de la Riva, que dirige una agencia de investigación de mercado. La agencia De la Riva hace investigaciones para marcas que quieren vender sus productos en México y quieren conocer el público al que se dirigen en profundidad. Comenta, por ejemplo, que los comerciales con cierta carga sensual provoca mucho rechazo entre las regias. Así ocurrió con una conocida marca de paletas. “Son más de tradiciones, del qué dirán, la religión juega un papel fuerte. Tienen mucho cuidado de la aceptación social”.
La oferta cultural es importante, pero es necesario que la población quiera participar de ella y de las cuestiones que atañen al desarrollo local. Y justamente uno de los principales problemas que enfrentan los impulsores del proyecto es que la mayor parte de la población no entiende en qué consiste éste, incluso lo confunden con un evento que tendrá lugar el año que viene, el Forum Universal de las Culturas. Eso ha hecho, según nos comenta Zárate, que hayan preferido no hacer más difusión en la población de Ciudad del Conocimiento hasta que no termine el evento, para no generar más confusión.
En una ciudad como la pretendida, es importante el uso del transporte público, que evite mayor contaminación. El plan contempla la ampliación de la red del metro en dos líneas a la zona conurbada y la mejora de los autobuses urbanos, como el cambio de vehículos ya anticuados y la incorporación de aire acondicionado en los nuevos. Pero no contempla un plan de fomento del uso en una población que no tiene costumbre de usar el metro, ni siquiera los funcionarios de la Agencia de Planeación lo hacen.
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