Descubriendo México

viernes, noviembre 17, 2006

El fracaso de Robin Hood

La emigración del sur es uno de los problemas para la zona fronteriza, cuyas ciudades enfrentan un crecimiento desmesurado y constante, a menudo de forma caótica. En opinión de Mario Pezzini, director de desarrollo regional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el modelo europeo de repartir la riqueza generada en el norte para impulsar el desarrollo del sur, a la manera Robin Hood, ha fracasado. Pezzini, italiano, se queja de que el desempleo en el sur de su país, por ejemplo, sigue siendo, pese a las ayudas europeas, tres veces mayor que en el norte. Según él, la solución regional está en descubrir las vocaciones naturales de cada región y en desarrollarlas con coinversiones de los empresarios del norte. “Las condiciones de desarrollo de la frontera norte pueden ayudar a jalar más rápidamente a zonas menos desarrolladas”, comentó en el foro el empresario Carlos Slim, visión compartida con los empresarios de la zona fronteriza, como Cuauthémoc Pérez, presidente de Urbi, quien reconoce que el norte no podría tener el desarrollo que tiene hoy sin la participación de la mano de obra del sur. “Tampoco necesitamos que todo México se venga al norte, debemos aprovechar la experiencia para generar inversiones en otros lados”, explica.

Lo cierto es que en el sur las iniciativas de integración son tímidas, aisladas y más orientadas a cuestiones como el turismo. “Las capacidades económicas son pequeñas y no están estructuradas”, explica Elia Ramos, directora de desarrollo institucional del Colegio Frontera Sur. En su opinión la integración la están realizando algunos promotores turísticos, fundamentalmente europeos, que incluyen como paquete el mundo Maya, es decir, Caribe y las zonas arqueológicas de Chiapas. Explica que el huracán Wilma trajo a la luz la conexión. La caída de turistas en Quintana Roo provocó también la caída de turistas en Chiapas, pero las autoridades no lo cuantificaron y nunca se habló de esos efectos económicos en los medios de comunicación.

El poder del norte

“Aquí empieza la nación”. Así de contundente fue Fox para referirse al norte en su última visita a Mexicali como presidente el pasado octubre. El motivo era la inauguración del primer foro Frontera Norte. “Las oportunidades son ilimitadas”, dijo. Los norteños comienzan a convencerse de su poder y quieren ser un bloque que jale del país. El foro fue el primer paso. Con presencia de empresarios, sociedad civil, academia y administración estatal y municipal, en Mexicali, comenzaron a trabajar con el objetivo de realizar un documento con las necesidades y propuestas para un mayor desarrollo de la zona. Los fronterizos quieren que sus particularidades se incorporen al plan del nuevo presidente para el país, recogido en el documento Visión 2030. “No queremos un trato diferenciado, queremos que nos dejen trabajar”, explica Reginaldo Esquer, presidente del consejo coordinador empresarial de Baja California y promotor del foro.

La iniciativa no es nueva, pero esta vez es diferente. La diferencia está, según Jorge Santibáñez, presidente del Colegio de la Frontera Norte (Colef), considerador el think tank del proyecto, en que ahora la iniciativa es del norte, no de la capital, y no es una iniciativa del poder público, sino de empresarios, academia y sociedad civil. Hay muchos temas que trabajar, pero la principal conclusión del foro es que necesitan instituciones propias que les unifique y les represente. En el sexenio que está por terminar ya hubo un intento, el comisionado para la Frontera Norte, Ernesto Ruffo Appel. Ruffo fue el primer gobernador de un partido distinto del PRI (Baja California, 1989 – 1995). Después de los atentados del 11s (que congeló la reforma migratoria que estaban trabajando EU y México) Ruffo decidió renunciar, se cansó de que en DF y Washington no le hicieran caso. Para Santibáñez, del Colef, la figura no funcionó porque no representaba a nadie. A los gobernadores del norte les parecía impuesto desde fuera, y los secretarios de Estado y diputados federales no querían que nadie viniese a imponerles una agenda de trabajo.

El poder económico del norte es una realidad. El 23% del PIB del país lo producen los seis estados fronterizos. El liderazgo arranca de la capacidad económica y los empresarios piden más facilidades para que continúe el crecimiento. Sin embargo, el bloque norteño es más un proyecto que una realidad. Comienzan a ser conscientes de que pueden funcionar como región, pero queda mucho por hacer. Para volar de Mexicali a Monterrey hace falta pasar por la capital o pasar la frontera y viajar por EU, donde sí hay una integración sureña. Igual ocurre con las carreteras, de Tijuana a Altamira los empresarios usan las carreteras estadounidenses, la ruta 8 o la 10. Este primer foro anuncia la intención de cambio.

La integración vertical está mucho más desarrollada que la horizontal, tanto a nivel de comunicaciones como a nivel social. Es ilustrativo que el área metropolitana El Paso – Ciudad Juárez, con dos millones de habitantes, explica Roberto García, de Colef, es el continuo urbano fronterizo más grande del mundo. En los años 60 el gobierno central decidió impulsar una política explícita de promoción económica e industrial en la zona norte, con permisos especiales de importación, exenciones impositivas y arancelarias y zonas francas que hicieron más fácil el abastecimiento de productos estadounidenses por un lado y la venta de la producción manufacturera a EEUU, por el otro. Para la zona fronteriza resultaba más fácil y más barato hacer negocios con EU que con el centro de la República.

Los residentes en la zona fronteriza tienen pases especiales para cruzar a diario la frontera. Además del continuo urbano de El Paso y Juárez, hay otros como Tijuana - San Diego, Mexicali – Calexico o Reynosa - McAllen. Existen mecanismos de colaboración informales entre los municipios de los dos lados de la frontera como compartir servicios como ambulancias o bomberos o el abastecimiento de agua. David Shirk, director del Transborder Institute, instituto con sede en San Diego dedicado a estudiar los asuntos fronterizos, lo ejemplifica en la relación entre la policía de San Diego y Tijuana, que se reúnen mensualmente en un restaurante de San Diego para trabajar temas comunes. Pero enfrentan una dificultad: esta relación no puede ser formal porque los municipios y estados carecen de capacidad legal para realizar acuerdos internacionales.

Las decisiones relativas a la frontera, finalmente, se toman en el centro. Y la visión es distinta en Washington y Ciudad de México. “La percepción en Washington es que la frontera mexicana está fuera de control y por eso surge la idea de construir el muro”, explica Shirk. La intención del muro de Bush es controlar la entrada de drogas, inmigrantes ilegales y posibles terroristas en territorio estadounidense. Los participantes en el foro creen que este muro no soluciona los problemas, que además no son generados en la frontera y que se trata de una medida electoralista, ya que este mismo mes (noviembre) los estadounidenses votarán gobernadores, diputados y senadores. Los participantes del foro se quejan de que ni la migración ni el tráfico de drogas son problemas que se generen en la zona, pero ellos los sufren.

Son muchos los temas, pero en el norte son conscientes de que la única manera de sacarlos adelante es trabajando juntos. “Nosotros lo que queremos es ser prácticos, queremos trabajar”, afirma Esquer. Los pasos son muchos. Trabajar con el gobierno federal para crear los mecanismos de coordinación y organizarse entre ellos y con sus pares gringos con la mira puesta en el segundo foro Frontera Norte. La cita, en un año, en otra ciudad fronteriza, Ciudad Juárez.

domingo, octubre 15, 2006

De Frontera a Frontera

Dos semanas. Una a Chiapas, la otra a Baja California, de vuelta. La primera por gusto, la segunda un gusto. Todavía en Mexicali no quiero olvidar Chiapas.

San Cristóbal es un cuento. El centro es el túnel del tiempo, la postal perfecta de México que en cualquier parte del mundo se espera recibir. Las tiendas son bonitas, hasta las taquerías, cuidadas, los hoteles son cálidos y acogedores. Y sobre todo, baratos. Los europeos que buscan la utopía perdida se comportan como en casa. La mayoría viaja solo o en pareja, así que buscan el encuentro con el otro, europeo también o de donde sea, pero eso sí, que tenga pinta de estar buscando también la utopía de izquierdas que se perdió en la sierra chiapaneca. La Realidad, centro del zapatismo ahora un poco pasado de moda (y en buena parte, por culpa de las últimas estupideces del lunático del pasamontañas), parece en San Cristóbal a la vuelta de la esquina, y a la vez, a años luz. Pero la gente convive, busca la convivencia, busca encontrarse en el otro. La mayoría llega desde Cancún y lleva semanas viajando. Muchos acaban su recorrido por México aquí, muchos otros, como el murciano que encontramos en el bus, subirán al DFectuoso. En San Cristóbal, hay muchos bares con música en vivo, al estilo que gustan los europeos alternativos. El revolución, con ska, reggae y rastas, como si de uniforme se tratara. Los bares con música norteña y cumbia, del gusto de los locales, no están en el centro, pero también son San Cristóbal. Mucho frío y mucha lluvia. Buen ambiente. Pero sobre todo una sensación muy fuerte de que hay dos San Cristóbal, el real, lleno de farmacias del doctor Simi, Elektra y el mercado con sus puestos de tacos, que realmente los mochileros europeos no tienen interés en conocer (ellos vienen acá buscando indígenas con pasamontañas organizados comunitariamente, no habitantes de la ciudad que consumen a su manera y a los que les gustaría vivir en EEUU) y el que vivimos los europeos que llegamos ahí, con pastas y otras delicias europeas para comer, sin tanto chile, pero con el toque mexicano requerido.

Llegamos el 2 de octubre, triste aniversario. Se conmemora la matanza de Tlatelolco, la plaza de las tres culturas. En 1968, a penas una semana antes de la inauguración de los juegos olímpicos que iban a proyectar una imagen de un México moderno, capaz, de primer nivel al mundo, a un grupo de estudiantes contagiados de la oleada de izquierdismo estudiantil que vivía el mundo por aquella época de amor y paz, se le ocurrió manifestarse en la capital, llegando a esa fatídica plaza, que históricamente nunca dejó de vivir desgracias. Así que la solución fue simple, matarlos a todos. El imperial PRI no podía arriesgar. Cerrar la plaza, colocar estratégicamente francotiradores, y disparar a matar. Y oficialmente, borrar los hechos de la historia. No se hizo un registro, no se dio la noticia en los informativos ni en los diarios, la matanza nunca tuvo lugar. Y después de la matanza, las desapariciones, esas que tanto gustaban al sur del continente, también ocurrieron en México y a día de hoy todavía no se investigan. En San Cristóbal, quién sabe si por ser sede mundial (aunque debilitada, pero finalmente el que tuvo, retuvo) de las causas perdidas o un poco al hilo de lo que está ocurriendo en Oaxaca, un grupo de manifestantes, chiquito, en su mayoría con pinta de ser estudiantes de instituto, llegó a la plaza principal, leyó su manifiesto en contra del poder y a favor de los oprimidos, y se marchó. Y el 3 de octubre, de nuevo, nadie se acordaba de lo que ocurrió a tantos km y hace tanto tiempo.

De San Cristóbal fuimos a San Juan Chamula. Es un pequeño pueblito cercano a la ciudad, de población indígena tzotzil, según tengo entendido. Hace más frío que en San Cristóbal porque está a más altura, San Cristóbal está encerrada entre montañas y San Juan, digamos, en la montaña. A la entrada del pueblo un gran letrero te avisa de que no puedes tomar fotos, especialmente en la iglesia del pueblo. Y realmente, cuando entras, lo último que te apetece es tomar fotos. La sensación de invasión es fuerte. La iglesia, como todas las iglesias de pueblo, es el espacio público más importante. La plaza que está a sus pies tardó muchos años en construirse, según me cuenta una amiga. Los vecinos, fuertemente empeñados en que ahí hubiera una plaza, no permitían que el espacio se ocupase de ninguna otra manera. Hasta que se salieron con la suya y tuvieron su plaza. Y ahora en la plaza hay un mercadillo que me recuerda a Marrakech porque toda la mercancía está en el suelo y los colores son vivos, igual que el espacio, aunque más ordenado. Las mujeres usan unas faldas negras de un tipo de pelo como de caballo ajustadas con un fajín de color rojo, que no había visto en mi vida, pero que me recuerdan a un abrigo que tengo. Los hombres llevan ese mismo tejido como poncho por encima de los hombros, a modo de abrigo. Pienso que el frío, en invierno, debe ser recio en este lugar si a principios de octubre ya usan esas pieles.

Una vez dentro de la iglesia el tiempo se detiene y parece que entras en otra dimensión. No puedo evitar sentirme una intrusa. En el altar mayor no hay una cruz o una virgen, hay un San Juan Bautista, patrón del pueblo. El cristo, tallado en el más tétrico de los barrocos, es chiquito y está a la derecha de San Juan. La nave principal de la iglesia tiene todo el pasillo lleno de capillitas de cristal que encierran los santos más populares, todos blancos de mejillas sonrosadas. La particularidad es que todos van vestidos a la manera local, con cintas de colores por encima. Un mayordomo se va deteniendo delante de los santos y va esparciendo incienso, perfumando todo el lugar. Del techo cuelgan telas de colores. El incienso y el humo de las velas que la gente prende crean una atmósfera extraña, como una especie de neblina londinense. El suelo está cubierto por hoja de pino fresca, mezclando los olores todavía más, salvo por unos espacios que abren los feligreses donde colocan sus velas. La gente llega y se sienta en el suelo. Normalmente son señoras con niños, que llegan en grupo, pero también hay familias completas y, aunque todos son pobres, alcanzo a distinguir los que son más pobres, relacionado, como siempre, con cuánto más oscura es su piel. Sacan sus velas, que son altas y delgadas, las plantan en eternas filas en el suelo (algo así como quince velas por fila) y las prenden. Después de eso, toman refresco o cerveza, rezan en su idioma, y mientras lo hacen pasan por encima de los niños, como frotándolos, huevos de gallina. Viendo todo este espectáculo para los ojos no puedo dejar de sentirme una ignorante mayúscula. La curiosidad por los símbolos me puede, la frustración por no comprender, también. Defectos de ser reportera, supongo.

Palenque es hermoso. Los edificios mayas me hacen sentir minúscula, me traen a la cabeza lo equivocados que estamos pensando que nuestra civilización es la que da sentido a la historia de la humanidad y que somos el centro del mundo. Seguramente los que vivieron en Palenque y construyeron esos edificios pensaban lo mismo de ellos mismos. Pero lo que me deja sin palabras en Palenque es el poder de la naturaleza. Los árboles que no terminan nunca y que no me dejan adivinar el cielo tras de ellos, que además levantan el suelo con sus imponentes raíces, y que son inabarcables en el abrazo. Pienso el tiempo que llevarán así, ahí, viendo pasar la vida alrededor. Y toda la vida que gracias a ellos no deja de generarse. Las hormigas, cargando sus trozos de hojas, con un tamaño tan enorme que siento que la que puede salir perjudicada por un pisotón soy yo… La misma sensación me gana en las cascadas, al día siguiente. Visitamos tres, Misol – Ha, Agua clara y Agua azul. Como es temporada de lluvias, el agua cae a todo lo que da, y lleva una fuerza que impone y que a mí me da vértigo nada más por mirarla caer. Es muy impresionante que en tan poco espacio físico, en unas horas por carretera, pueda darse esa diversidad tan enorme de vegetación y de climas. San Cristóbal es la montaña, Palenque es la selva, y todavía nos queda el mar, último destino de las hermanas aventurersa. Una playa de arena oscura, mar caliente, calor pegajoso, todos los bichos conocidos y por conocer y las montañas al fondo, que hacen que no deje de tener en la cabeza San Cristóbal. Nada en especial, pero al fin nada que hacer más que descansar y beber agua de coco, comer pescado fresco y mirar al horizonte…

lunes, octubre 09, 2006

Aqui y ahora

Rosarito, en la costa oeste, península de Baja California, al norte del país casi frontera con EEUU, es un pueblito costero que tuvo su época dorada. Durante muchos años fue destino favorito de la elite más sofisticada de Hollywood. Mickey Rooney, Lana Turner, Orson Welles y Rita Hayworth solían alojarse en el hotel Rosarito Beach, construido en 1926 y primer establecimiento turístico del lugar. En aquellos tiempos, la carretera que bajaba desde la frontera con EEUU, llamada la Escénica, ofrecía un auténtico espectáculo de la naturaleza. El perfil que ofrece hoy es muy distinto, casas bajas primero, edificios altos después, muchas grúas, y el mar no es más que un fondo entrecortado por los nuevos gigantes.

Desde Tijuana hasta Ensenada, la costa noroeste está viviendo un boom inmobiliario. Pero no es que de repente a la población le haya dado por trasladarse a la costa. En su mayoría son edificios de apartamentos con todos los lujos para los vecinos californianos, que quieren tener vista al mar en el fin de semana y no pueden permitírselo con los precios de su lugar de origen. No son ricos, son clase media con interés en invertir en una segunda residencia.

La oferta, según Gustavo Torres, de la agencia de bienes raíces Remax, es amplia. El total de las inversiones en la zona, construido y a construir en el corto plazo, es de $4,000 millones de dólares en más de 16,000 unidades residenciales. La Asociación de Desarrolladores Turísticos de Baja California (ADETUR) va más allá, y cifra las inversiones actuales en el estado en $8,000 millones, $17,000 en progreso para los próximos tres años. “El desarrollo apenas lleva 36 meses”, explica Torres. “Todavía hay 75% de la tierra por explotar”. Los precios, desde $160,000 dólares en adelante. No en vano, Baja California es el segundo estado que más inversión turística captó en 2006, detrás de Guerrero, donde está Acapulco.

La explosión fue espontánea. Entre 2001 y 2006 hubo un boom inmobiliario en California que comenzó a salpicar al vecino del sur, porque las tasas de interés cayeron a niveles mínimos y acceder a un crédito hipotecario era más barato. Pero los precios comenzaron a crecer del lado estadounidense, lo que hizo más atractiva la oferta en Baja. A pesar de que en los últimos tres años los precios en Baja han crecido 30% la oferta sigue siendo más interesante que en el lado gringo. En San Diego, un apartamento cuesta $200,000 dólares en la zona urbana, pero si se buscan vistas al mar el precio sube hasta los dos millones, doce veces más que del lado mexicano.

Es una oportunidad que las administraciones no están aprovechando, aunque reconocen en los documentos y planificaciones oficiales la gran oportunidad que representa. Ni el gobierno del estado ni los gobiernos locales decidieron que querían dedicarse al turismo, ni decidieron qué tipo de turistas querían atraer, ni siquiera decidieron si querían edificios en altura o campos de golf. Fue la demanda la que decidió todo eso, el papel que juegan las administraciones es reaccionar ante el crecimiento. A medida que los desarrollos se comiencen a entregar y la densidad poblacional suba, la presión va a ser muy fuerte tanto en los municipios como en las vías de acceso. “Se planean 1,000 casas pero no se planean que con ellas van a llegar al menos 2,000 coches, cuando no más, que van a estar circulando, por ejemplo”, apunta Pombo, del Colegio Frontera Norte (Colef).

Las comunicaciones por carretera entre California y Baja California se reducen a dos puntos de control fronterizo. Hoy en día, cuando la mayor parte de este boom inmobiliario a penas comienza a construirse, las filas para pasar la frontera tanto de un lado como de otro pueden llegar a las tres horas de espera. No son casos puntuales, es el pan nuestro de cada día. El tráfico en Tijuana queda colapsado porque las filas se adentran en vialidades de la ciudad.

Un claro ejemplo es Puerto Nuevo. Situado a varios km al norte de Rosarito, es una zona restaurantera y de ocio que se hizo popular hace décadas entre los californianos por su buena y barata oferta de langosta fresca. Hoy, la langosta local está en riesgo de agotarse y en temporada alta necesitan reforzar la oferta con langostas traídas de otros lugares. El paisaje en sábado por la noche es filas de coches que no encuentran estacionamiento, locales saturados, aceras en mal estado que no facilitan el paseo de los turistas...

Este boom provoca un aumento de la densidad poblacional en la zona, no sólo por la población nueva que está llegando, sino también por las personas que acuden a trabajar ante las nuevas necesidades: jardineros, servicio doméstico, comercios, etc.. Esta gente necesita un lugar donde vivir, además de servicios como agua, drenaje, recogida de basuras, etc. “Un desarrollo donde antes no existía te genera inmediatamente una necesidad de infraestructura urbana para todos los trabajadores y eso los pone el municipio”, resume Rosenzweig.

La falta de agua es una de las alarmas disparadas en el estado. “No hay balances ni estimados ni estudios exactos de la disponibilidad de agua en la región, los estudios son fragmentados y no actualizados”, afirma tajante Rosenzweig, del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza. Ni siquiera hay una medición para saber cuánto del agua que utilizan estos desarrollos la están tomando de la red general y cuanto es abastecimiento propio a través de desaladoras. Cuando se acabe el agua, los hoteles y edificios de apartamentos podrán desalinizar el agua, pero las poblaciones quedarán completamente desprotegidas.

El perfil de la zona está cambiando. Baja California está considerada como una de las cinco regiones de mayor importancia biológica en el mundo. Esa riqueza se está perdiendo. “Hay pesquerías naturales que se están arruinando, hábitats para especies muy carismáticas, como es la ballena, que de manera natural acude a estas costas anualmente, las aves migratorias”, enumera Rosenzweig. “Recorrer esa carretera hoy en día es simplemente desagradable”, concluye. Hay especies endémicas cactáceas, por ejemplo, que tardan 400 ó 500 años en tomar la forma que tienen hoy, y que están siendo simplemente arrasadas.

“El problema es que eso nos hace precisamente perder competitividad como destino”, apunta Rosenzweig. “Un paisaje único en el mundo simplemente se está echando a perder para construir edificios que podrían estar en cualquier parte del mundo”. Conforme se masifica el negocio, la gente que llega es de menos nivel adquisitivo, gastan menos y por lo tanto hace falta traer más personas para que gasten más.

El turismo aparece entre las vocaciones naturales del estado en el Programa de Desarrollo Empresarial. Este documento fue realizado por el consejo coordinador empresarial de Baja California. El origen del documento estuvo en la necesidad de hacer un programa de desarrollo estatal que traspasase los gobiernos y por tanto, no tuviese tanto peso partidista. En lugar de exigirle al gobierno estatal que haga su trabajo, más bien lo liberan de esa obligación y lo convierten en un mero gestor de las líneas que los empresarios marcan. “Es la tranquilidad de que todo queda en manos privadas, y que a la salida de nosotros que entren los nuevos el sector privado será quien les diga aquí es donde estamos, por aquí vamos, y a ti te toca este pedacito”, argumenta Mario Juárez, subsecretario de promoción económica del estado. La realidad es que hace falta mucho trabajo para evitar el desastre y ni el estado ni los municipios están tomando medidas contundentes, asesorados por unos empresarios que no están pensando en el largo plazo.

Una ciudad para empollones

Este es el reportaje sobre Nuevo León que hice para Expansión, adaptado y resumido para los bloggeros... Ya sé que tengo muchos pendientes, falta Baja California y falta también Chiapas, donde acabo de estar de vacaciones, pero poco a poco, no puedo todo de una vez...

Una ciudad para empollones

González Parás, gobernador de Nuevo León desde 2003, tuvo la visión de cómo debe ser el Monterrey del futuro. Organizó un buen plan donde todos los actores un papel y que incluye todas las dimensiones de la ciudad, pero no se lo sacó de la manga. Cada gobernador llega con un proyecto maestro que luego queda archivado en el cajón, al menos parcialmente, cuando termina su mandato y es reemplazado por el sucesor, que trae otro proyecto maestro. González Parás prefirió meter en la coctelera todos esos proyectos y hacerlo uno solo, corregido y aumentado. Así que la combinación de todas las ideas y los actores dio como resultado, hace tres años, Monterrey, Ciudad del Conocimiento.

“Queremos que sea la ciudad en la que los empollones quieran vivir”, explica Antonio Zárate, responsable del proyecto Monterrey, Ciudad del Conocimiento. El principal modelo de Zárate es Barcelona, en España. “Tienen como 14 parques industriales, es una ciudad que tiene ópera, tiene parques, tiene cultura en la calle. Le dices a un ingeniero sueco si quiere instalarse en Barcelona y seguir investigando y se vuelve loco”. El plan de desarrollo del gobierno estatal para el sexenio 2003 - 2009 es la base para que Monterrey se convierta en el motor del país. La capital regia siempre ha estado a la cabeza como polo industrial y sigue atrayendo inversiones, pero ahora quieren crear valor a través de la investigación aplicada en la empresa, reforzado por un fuerte impulso al desarrollo urbanístico que hagan de la ciudad un lugar atractivo para vivir. Pero no es sólo un proyecto del gobierno estatal. Con él están las universidades, la de Monterrey, la Autónoma de Nuevo León (UANL) y el Tecnológico de Monterrey. También las empresas. “Es una alianza, la triple hélice, solos no podríamos hacer nada”, argumenta convencido Zárate. Y es un proceso lento. En los tres años que llevan de proyecto se han sentado las bases, cambiando la legislación del estado para que, por ejemplo, se crease el Instituto de Investigación y Transferencia Tecnológica como una institución que trascienda el sexenio. Se han definido las vocaciones industriales, se han creado los mecanismos para controlar y alentar el proyecto, como son los consejos consultivos ciudadanos. Pero todavía no hay resultados tangibles.

Todo empezó con una crisis. En 2001 la economía de EU se contrajo y esto pegó a la economía de Nuevo León, altamente dependiente del vecino del norte. Ese año se perdieron 32,245 empleos. Después de consultas y reuniones llegó a la conclusión de que la única manera de avanzar era a través de la innovación.

La mayor parte de la población del estado (80%) vive en el área metropolitana de Monterrey, que cuenta con 3.5 millones de habitantes. El sector productivo de Monterrey es amplio, tiene acero, vidrio, servicios financieros, materiales de construcción, embotelladoras… Pero su principal destino es EU, y esto le hace fuertemente dependiente. “Su mayor debilidad es que, por esta dependencia, se presta a muchas fluctuaciones cíclicas”, explica Patricia Calvo, directora de finanzas públicas de la calificadora Standard and Poors. Para que el proyecto funcione hace falta encontrar nuevos mercados que diversifiquen también el destino y no sólo la producción.

Desde hace tres años trabajan en la manera de lograr estos objetivos económicos y educacionales, pero la idea es que Monterrey sea algo más que una tecnópolis. “Para que los cimientos sean sostenibles, necesitas impulsar la parte social y cultural”, explica Zárate, responsable del proyecto. Lo que quieren es que la ciudad sea una ciudad cómoda, con oferta cultural, una ciudad donde la ciudadanía participe en la vida pública y conviva en los espacios públicos. Sin embargo, ahora mismo, según él mismo explica, están concentrados en la parte económica y no tienen previsto cómo van a desarrollar las otras patas.

Las universidades se están concentrando en ofrecer una oferta de formación de carreras técnicas y enfocadas a la investigación. Sin embargo, una ciudad como la que González Parás sueña va a requerir de otro tipo de universitarios: filósofos, antropólogos, sociólogos, buenos maestros, filólogos… La UANL hizo una reforma que justamente limita esta oferta a favor de las carreras técnicas… ¿Dónde quedan las artes y las humanidades?

La sociedad regia es considerada en el resto del país como muy conservadora, y no es mera fama. Una prueba de esto es la poca participación de la mujer en el trabajo remunerado. Según el departamento de estudios del Tecnológico de Monterrey, la proporción de hombres y mujeres en el total de la población ocupada, es de 70 - 30. “Las regias estudian, pero no ejercen”, explica Marcia Campos, del Tecnológico. Una persona cercana al proyecto comenta justamente que espera que su hija, hoy de 12 años, estudie algo relacionado con la ingeniería para que pueda acceder a un buen trabajo, aunque, como es mujer, espera que no tenga que trabajar y pueda dedicarse a la familia y el hogar. “Las regiomontanas se cuecen a parte”, sentencia Gabriela de la Riva, que dirige una agencia de investigación de mercado. La agencia De la Riva hace investigaciones para marcas que quieren vender sus productos en México y quieren conocer el público al que se dirigen en profundidad. Comenta, por ejemplo, que los comerciales con cierta carga sensual provoca mucho rechazo entre las regias. Así ocurrió con una conocida marca de paletas. “Son más de tradiciones, del qué dirán, la religión juega un papel fuerte. Tienen mucho cuidado de la aceptación social”.

La oferta cultural es importante, pero es necesario que la población quiera participar de ella y de las cuestiones que atañen al desarrollo local. Y justamente uno de los principales problemas que enfrentan los impulsores del proyecto es que la mayor parte de la población no entiende en qué consiste éste, incluso lo confunden con un evento que tendrá lugar el año que viene, el Forum Universal de las Culturas. Eso ha hecho, según nos comenta Zárate, que hayan preferido no hacer más difusión en la población de Ciudad del Conocimiento hasta que no termine el evento, para no generar más confusión.
En una ciudad como la pretendida, es importante el uso del transporte público, que evite mayor contaminación. El plan contempla la ampliación de la red del metro en dos líneas a la zona conurbada y la mejora de los autobuses urbanos, como el cambio de vehículos ya anticuados y la incorporación de aire acondicionado en los nuevos. Pero no contempla un plan de fomento del uso en una población que no tiene costumbre de usar el metro, ni siquiera los funcionarios de la Agencia de Planeación lo hacen.

domingo, septiembre 03, 2006

Las ultimas reflexiones sobre el pais

Un amigo me pidió por email el otro día mi mirada de extranjera sobre lo que está pasando con las elecciones mexicanas, y aquí está lo que le contesté... Capaz que después de esta me aplican el 33 y me tengo que ir del país definitivamente (la Constitución mexicana prohibe que los extranjeros escriban sobre política mexicana o participen de alguna manera, ni siquiera manifestarnos por la democracia podemos)...

Sobre lo que me preguntas de las elecciones, bueno, soy bastante negativa en relación a lo que está pasando y sinceramente, el mes de julio me lo pasé muy decepcionada. Bueno, he estado decepcionada desde la campaña, para empezar creo que ninguno de los candidatos trae una propuesta de país, un modelo de estado, que es lo que México necesita para avanzar. Mira, justamente comparando con la propia experiencia de mi país cuando salía de la dictadura, aunque la situación era diferente (en España en el 75 no había tantos pobres, eso distorsiona la situación) fue necesario un consenso entre todas las fuerzas política con una conclusión sobre qué España querían construir. Y hubo cosas que no se discutieron porque todos estaban de acuerdo, por ejemplo, la estructura del país, es decir, que el parlamento sea el centro de la vida política (aunque luego llegase a Aznar y se le olvidase por un rato) o un sistema de cobertura universal para toda la población en salud y educación y que precisamente fuesen una educación y una salud de calidad. Eso, en México, no lo estoy viendo y creo que sin eso el país no avanza.

Por otro lado, veo que los partidos están muy desideologizados. No veo dónde está la izquierda, sinceramente, la propuesta de López Obrador no me parece para nada una propuesta ni consistente ni de izquierda. Esa frase que repite hasta la saciedad, "primero los pobres" creo que no es más que un eslogan, no lo veo traducido a un esquema real que sea sustentable en el tiempo y que trabaje por disminuir las desigualdades tan brutales que hay entre el norte y el sur. Creo que sus medidas son populacheras y no trascienden el aquí y el ahora y creo que además él lo sabe, y eso no me gusta, porque se aprovecha de la ignorancia, sabe que son electores fáciles de contentar porque la primera preocupación es llenar la panza.

La derecha está claramente definida, y bueno, ya sabemos de dónde sale Calderón, es la definición más clásica de derecha en cualquier diccionario, pero a Calderón tampoco me lo creo (me costaría mucho creer a un candidato de derechas, por otro lado), es decir, todos los candidatos andan prometiendo empleos, pero no veo un modelo estructural viable, le siguen apostando a industrias que no generan valor en el país, la maquila no genera, ni lo hará nunca, empleos de calidad o posibilidades de prosperar, el hijo de un obrero de una planta de ensamblaje textil nunca va a poder enviar a su hijo a la universidad y ese debería ser el objetivo final.

El modelo está completamente sobrepasado y no tienen en cuenta para nada la mejora de la calidad de vida del ciudadano, que debería ser el objetivo final de los represetantes populares. La prueba está en que la economía del país este sexenio ha crecido de media 4% anual, pero es una pura mentira, es el sexenio que más emigrantes han salido a EEUU, al punto de que las remesas que envían los emigrados se ha convertido en la segunda fuente de ingresos del país (después de la venta del petróleo). El fordismo está sobrepasado, el mundo está perdidísimo porque el capitalismo keynesiano no funciona, pero los políticos lejos de asumirlo y buscar un esquema propio, si quieres nacional, que aproveche las potencialidades del país que son muchas (la producción energética, el turismo, etc), se quedan en lo superficial.

Bueno, eso es lo que veía antes del 2 de julio y andaba yo muy enojada con los políticos, de ambos colores (porque al PRI casi prefiero ni nombrarlo), y más con los periodistas, que se dedican a comentar las pendejadas que cada quien escupía diariamente en la campaña en lugar de discutir lo que el país necesita, cuando llega la total decepción. Sinceramente, si me preguntas, sí, creo que la elección ha sido fraudulenta, ahora, no creo que haya sido una elección de estado. Mira, mi opinión es que el PRI dejó los resortes sueltos porque perdió el poder, los resortes para ganar elecciones fraudulentamente (tipo compra de boletas, despensas, cacicazgos, etc) y los dos herederos, PAN y PRD, han ocupado esos huecos vacíos, cada uno en el ámbito donde ha podido. Por eso hay un norte azul y un sur amarillo. Se han echado un pulso por debajo de la mesa, con las armas más sucias que han encontrado, y ha ganado la derecha. He escuchado de personas incluso que confiaban en López Obrador historias de entrega de despensas y censos falseados en terreno amarillo (y esto no me gusta contarlo delante de un votante panista porque hasta vergüenza me da), lo que pasa es que el PAN tiene mayor estructura de partido y ha vencido en esa guerra fraudulenta al PRD.

Eso por un lado, que me resulta especialmente decepcionante. Por el otro, también he visto una actitud de la población más decepcionante todavía. Mira que yo estaba entusiasmada porque veía mucha discusión, mucha pasión por la política que no veo por ejemplo en mi país, pero a la mera hora, toda esa fuerza se ha diluido y la gente ha sido tremendamente conservadora o le ha valido gorro y no ha ido a votar (y lo he visto de amigos que nunca pensé que lo harían). Y con todo el pesar de mi corazón (yo no le iba a ninguno, pero siempre prefiero que gane la izquierda, aunque sea una izquierda defectuosa) te diré que creo que el que no ha sabido jugar bien su carta ha sido López Obrador. En mi opinión (y disculpa que meta a todos en el mismo saco, ya sé que no todos son así), la sociedad mexicana es muy aspiracional, especialmente la clase media, que quiere aparentar lo que no es, que le gustaría ser gringa, (insisto, perdón por la generalización) y finalmente está bien jodida, pero no quiere ver eso, quiere identificarse con los de arriba, no con los de abajo. López Obrador no ha sabido ganarse a esa gente, con su discurso hacia los pobres se ha dejado atrás a una población que es menor en número, pero que tiene más peso y que está, a su manera, igualmente jodida que los de abajo y siente la misma frustración. Por lo que he visto en la calle había muchos indecisos que finalmente han terminado votando al PAN por miedo a una revolución, porque así somos los humanos, tendemos a ser conservadores con lo poquito que tenemos porque nos cuesta mucho ganarlo (no estoy diciendo que esté de acuerdo, nada más señalo que así pasa).

Por otro lado, López Obrador debería haber jugado mejor su carta del carisma. Es un tipo que no me simpatiza en lo más mínimo. Conozco gente que ha trabajado de cerca con él y no he oído buenos comentarios. No creo, ojo, que sea un corrupto, pero es autoritario, no tiene equipo, no confía ni en su propia gente, no está abierto al diálogo, en fin, no tiene ninguna de las cualidades que yo le exijo a un líder de izquierdas (la derecha puede ser como quiera, de base ya están equivocados, jaja).

Tampoco ha sabido buscarse el apoyo de la izquierda que tiene más poder en el mundo ahora mismo. Debería haber buscado a Zapatero, a Bachelet, a Tabaré Vázquez, a Kirschner, a la candidata socialista francesa que viene con mucho peso, a Romano Prodi en Italia, no sé, incluso si me apuras a Lula, serán más o menos de izquierda, podríamos discutir eso, pero son líderes con poder y podrían haberle reclamado a Fox o al IFE todo el desbarajuste del 3 de julio. En España, la imagen que se está transmitiendo de él después de las elecciones es la de un viejo loco idealista que no acepta la derrota y que está solo con cuatro gritones pelenado contra los molinos de viento, totalmente ajeno a la realidad. Esos líderes podrían haber presionado al IFE o de alguna manera al menos haber suscitado mayor debate.

Sinceramente, creo que de todos los escenarios posibles postelectorales, estamos viviendo el peor. Y creo que los más perjudicados, como siempre, son los más jodidos, pero que aquí perdemos todos, incluyendo al PAN, porque a ver cómo le van a hacer ahora para gobernar seis años, con el país todo dislocado y cada quien jalando para su lado.

A día de hoy lo que yo veo es que ninguno de los dos (me refiero a Calderón y a López Obrador) lo está haciendo como debería. Ninguno está a la altura de las circunstancias. Calderón no debería ser tan estúpido y aferrarse a la victoria como un niño que se aferra a su pelota, debería estar buscando acuerdos de gobernabilidad y no estar enfrentando a la mitad del país, porque a la mera hora va a tener que gobernarnos a todos, va a tener que contar con esos acuerdos para sacar adelante sus planes, o nos esperan otros seis años de inactividad como con el pusilánime de Fox, y cada vez más mexicanos viviendo del otro lado.

Pero López Obrador, ese sí que lo está haciendo mal. Sinceramente, está demostrando con su actitud que las instituciones le valen gorro, y eso es muy peligroso. Si funcionan mal hay que pelear por cambiarlas desde dentro, no negarlas y tomarse la ley por su mano. Eso sólo lleva a la anarquía y de nuevo, no beneficia a nadie. Mi opinión es que López Obrador ha perdido una oportunidad histórica de hacer política de verdad desde la derrota, de haber gobernado desde el Congreso buscando acuerdos con un PRI que se descompone y huele a putrefacto, de haber peleado por refundar las instituciones desde las propias instituciones, de que la gente en la calle verdaderamente hablase de política, de ser el negrito en el arroz de Calderón, de haber hecho oposición política de la de a de veras (inédita en este país). Sinceramente, "voto por voto, casilla por casilla", es papel mojado, eso no sirve para nada, incluso aunque le dieran la razón y contasen los votos y le dieran la victoria, iba a tener, insisto, a medio país enfrentado y como quiera todas las instituciones seguirían con una sombra de duda y un estancamiento total.

Y la última de las últimas ya me parece lo de ayer, el inicio del año en el Congreso, cuando Fox debería haber leído el informe de su último año de gobierno. Qué bochorno, qué vergüenza ajena... Un presidente de una cámara que no es capaz de poner orden y unos diputados que le faltan al respeto, qué vergüenza, un presidente del país que da un paso atrás y no cumple con sus obligaciones legislativas y unos diputados perredistas que se creen que están en el circo romano o qué... Sinceramente a mí lo que me habría gustado ver es lucha política, bofetadas sin manos, que hubieran acorralado a Fox rebatiendo su informe punto por punto, porque todo lo que dice ese pinche informe o es mentira o son verdades a medias (las peores de las mentiras). Al final, pataleta de niños de patio de colegio, y los verdaderos problemas de este país sin resolver. Y de nuevo, pierde México. ¿Dónde está la vida parlamentaria, entonces? ¿Para qué elegir unos legisladores y pagar los sueldos que cobran de mis impuestos (porque yo, votar no me dejan votar, pero pagar impuestos pago como la primera y esos políticos que no saben lo que es un parlamento viven a mi costa) si no saben lo que tienen entre manos y no asumen sus responsabilidades correspondientes?

Me da mucho miedo porque todo está yendo lo peor que podría ir, y es una situación crítica porque se están dando unos vacíos de poder que están, uno, mermando la ilusión de la gente (es el caldo de cultivo ideal para un mesías que prometa el edén saltándose democracia y valores fundamentales como son para mí la honestidad y el honor y el respeto por los demás) y dos, están favoreciendo que esos huecos los ocupen estructuras de poder muy peligrosas y basadas en la fuerza (no creo que sea casual que el narco esté actuando con la confianza y la impunidad con las que lo está haciendo).

Pero es el país que estamos construyendo, eso sí, pienso que hay que seguir caminando. Creo que lo primero que México necesita es una reforma que coloque al parlamento en el centro del sistema. Hace falta separar jefe de gobierno y jefe de estado y que el jefe de gobierno salga del parlamento, es la única manera de que se discuta un modelo de país viable y que haya un control mayor sobre la actividad política, un espacio de discusión...

martes, agosto 29, 2006

El castigo del diablo

En Mexicali, hacia el interior de Tijuana también en Baja California (es capital del estado) y sobre la línea fronteriza, hace tanto calor en verano que dicen que en el infierno, cuando quieren castigar al diablo porque se porta mal, lo mandan a Mexicali. En verano, que dura tres meses, los termómetros se disparan más allá de los 50º. Pero a diferencia de lo que ocurre en Sevilla, no cortan la jornada laboral a las 15h, más bien la alargan hasta que se va el sol, nadie quiere salir de una oficina con refrigeración. Muchos negocios, incluso las dependencias del gobierno y centros comerciales, abren hasta la noche para que la gente pueda hacer sus gestiones cuando afloja el calor al final del día.

Yo no he podido conocer Mexicali, pero sí mucha gente de ahí. Y son buenísima gente, siguen manteniendo el alto concepto que tengo de la gente del norte de México. Al menos en su trato a foráneos como yo.

El nombre, Mexicali, es un cruce entre México y California. Del otro lado, el par gringo se llama Caléxico, justamente el cruce entre California y México. Caléxico es bastante peculiar, porque a diferencia de las otras ciudades fronterizas del país, la ciudad gringa vive de la economía de la mexicana (normalmente es al revés). Si se hunde Mexicali, se hunde Caléxico. Yo supe de la existencia de Caléxico hace unos años gracias a la música. Hay un grupo de ahí (difícil definir lo que hacen más allá de rock – pop fronterizo) al que conocía hace unos años y que tuve la oportunidad de disfrutar en el Teatro Central sevillano justamente un verano de mucho calor. Mexicali apareció en el mapa cuando conocí un muchacho del lugar que vivía (y debe seguir viviendo, de acuerdo a las noticias que tengo) en la mera Puerta del Sol madrileña. Pero esa es otra historia que no tiene caso contar aquí.

A Mexicali llegaron muchos chinos en el siglo XIX. Muchos llegaron al reflujo de la fiebre del oro que hubo en esta costa y que llegó hasta acá. Otros llegaron un poco después, cuando los gringos se asustaron con tanto chino en San Francisco (qué raro) y les prohibió la entrada. Llegaron a Mexicali como primera parada antes de brincarse la valla. El caso es que hoy por hoy la comida china es una de las especialidades de Mexicali e incluso dicen que construyeron una ciudad subterránea, con calles y edificios, para no tener que salir a la superficie y así librarse, entre otras cosas, del calor. Quién sabe si sea fantasía o realidad, porque yo no conozco Mexicali.

Aquí nació, entre otras cosas, un grito de guerra mexicano. En las manifestaciones y reuniones políticas se grita Sí se puede, algo así como el No pasarán español, o el No nos moverán, pero menos rudo, hasta el punto de haberse convertido en una exclamación para cuando las cosas se ponen feas e irónicamente pensamos que realmente no se va a poder. El grito nació políticamente en las elecciones estatales de 1989, primera vez en la historia de la democracia mexicana que no ganó el PRI. Dicen las malas lenguas que estaba pactado de antemano, que los priístas veían lo que se les venía encima y comenzaron a ceder poder (lo cual entonces demolería de golpe la idea de que fue un cambio democrático y que demostró la madurez del electorado). Ganó el PAN, la derecha. Pero en estos días me contaron que en realidad el grito es anterior a eso. Y viene de por ahí en los 70s, cuando en las ligas infantiles de béisbol de EEUU podían competir los equipos de la frontera mexicanos. Así, el equipo de Mexicali a grito de Sí se puede ganó la liga de la costa oeste (de EEUU). Peleó la liga nacional y la ganó. Siguió peleando y en nombre de EEUU llegó a una final internacional frente a Filipinas. No logró el título, pero sí el orgullo de haber representado a EEUU en una competición internacional y haber llegado a la final. Ese año, EEUU decidió cambiar el reglamento y ningún otro equipo mexicano pudo competir en las mismas condiciones.

La gente de Mexicali son los gaditanos de México. Tienen un acento peculiar, como todos los estados del norte, más cantadito, pero además, no pronuncian la CH, igual que los gaditas, ellos prefieren la SH. Así dicen escusha, y no escucha, o musho y no mucho. Ahora tendrán que inventar algo como el Betis, para poder girtar el eslogan completo y animarlo como corresponde…

El rancho de la tia Juana

Primera constatación sobre Tijuana: los hombres miran como en DF. Pensaba que por la cercanía con EEUU y porque aquí la gente es más alta y más blanca, no me pasaría como allá, pero me sigue pasando. Es exactamente lo mismo. Igual que me desagradaba allá, me desagrada aquí. Por lo demás, Baja California me encanta.

Tijuana está a más de 3,000 km de la capital, tres horas y media de vuelo. Llegué hace una semana. Mi primera visión fue la frontera. Una valla metálica de este lado, decorada con graffittis (o como quiera que se escriba) y cruces con nombres, que recuerdan el drama que aquí se vive a diario de la gente que desesperada quiere pasarse al otro lado en busca de un sueño que quién sabe si exista pero que nunca llega. Como en mi tierra pero sin pateras. Del otro lado, la frontera tiene alambradas, probablemente electrificadas, focos que alumbran las noches y la border patrol a cada 100 metros de recorrido. Salvo eso, el paisaje es el mismo.

En Tijuana hay gente de todas partes del país, como ocurre en la capital. Mucha gente viene buscando brincarse del otro lado y finalmente se instala en este y se termina volviendo tijuano. Así que, a diferencia de otras ciudades de la zona, sin tanta población mestiza, aquí los morenitos abundan. Aunque, como en todo el norte, la gente es más alta. En Mexicali y Ensenada, otras dos grandes ciudades del estado, dicen que los tijuanos son como los capitalinos, y no les gustan. La ciudad crece todo el tiempo, dicen que cada año llegan alrededor de 7,000 personas y esto genera un fuerte impacto económico, porque a diferencia de otros tipos de migración, aquí la gente lega con su familia y necesita servicios (hospitales, parques, escuelas) y más espacio en las casas.

Hay mucho tráfico, y muchas farmacias. Muchos mexicanos y de otras naciones latinas vienen buscando la atención médica a pesar de vivir en EEUU, porque aquí les hablan en su idioma, no sólo real, también figurado. Así que abundan los centros médicos y los dispendios de medicina.

En la mañana, mientras esperaba que me fueran a buscar, conocí varias familias mexico-gringas. Los niños hablaban inglés entre ellos, a los papás les hablaban en español. Visten como gringos, con camisetas y pantalones tres tallas más de la suya, de béisbol o baloncesto, las mujeres con colores chillones. Tengo la sensación de estar en el cerro del Águila o los Pajaritos y pienso en la contaminación cultural que vivimos que hace que sientas más afinidad por clase que por vinculación sanguínea.

Tijuana se llama así en honor al rancho de la tía Juana, cuya historia no me contaron bien, pero que al parecer alguna vez estuvo ubicado aquí. No tengo muy claro cuándo se fundó, pero sí que la fama que ganó con los años y que le sigue hasta hoy es del siglo que terminó hace pocos años. En los 20s, con la ley seca promulgada en casa del vecino, Tijuana se convirtió en el prostíbulo, o por usar una expresión más políticamente correcta, en el patio de atrás, del norte. Todavía hoy los gringos vienen a hacer aquí todo lo que no pueden hacer en su país, como beber antes de los 21 años (aquí la edad legal para beber son los 18, igual que en España). Aquí no matan mujeres en la manera que lo hacen en otra ciudad fronteriza, Ciudad Juárez, pero tienen una de las organizaciones de tráfico de droga más importantes del país, el Cártel de Tijuana, cuyos miembros, la familia Arellano Félix, son originarios de Sinaloa, como la mayor parte de los narcos del país. Precisamente en estos días han detenido los gringos en la costa de San Diego a uno de ellos.

Y yo me pregunto. Si el problema de consumo lo tienen del otro lado, hasta el punto de ser un problema de salud pública (es difícil imaginar una semana sin distribución de cocaína en EEUU, habría que ver cómo el gobierno gestionaría a todos esos adictos con síndrome de abstinencia), ¿no deberían legalizar su venta y distribución en México y lograr que los narcos paguen impuestos, contribuyan al crecimiento de una economía tan jodida como la mexicana, y se sometan a la ley como todo hijo de vecino?

Todo el mundo me dice que tenga cuidado en esta ciudad, pero más allá de las precauciones que casi se convierten en reflejas después de un tiempo, viviendo en una de las urbes más pobladas del mundo, el concepto inseguridad se vuelve muy relativo.

De momento, a mí la ciudad me trata bien. A ver mañana cómo me tratan del otro lado.

miércoles, julio 26, 2006

Mas de politica

Las elecciones no terminan. Y oigo muchas tonterías sobre lo que le ocurre a esta República. Pero de pronto encuentro un artículo que dice lo que yo pienso (aunque yo incluiría algunos paréntesis, yo no creo que México necesite programas sociales, necesita Estado del Bienestar y eso es algo mucho más complejo que necesita un reforma a fondo del aparato estatal) pero mejor de lo que yo podría escribirlo. Así que lo dejo aquí... El autor, escritor mexicano Carlos Fuentes, el canal, el diario español El País.

La querella de México
CARLOS FUENTES
EL PAÍS - Opinión - 23-07-2006

En 1915, Martín Luis Guzmán publicó un notable y polémico opúsculo titulado La querella de México. Noventa años más tarde, podemos reconocernos y desconocernos en el espejo desenterrado por el escritor. El problema de México, señala Guzmán, es resolver su existencia normal como pueblo organizado. No lo hemos hecho porque "padecemos penuria de espíritu" y somos gobernados por "espíritus débiles e inmorales" o por simples "materialistas" que ponen por delante la economía sin darse cuenta de que, si no cambia el espíritu, habrá desorden económico. No existe, concluye Guzmán, esperanza que se funde en el desconocimiento de nuestros defectos.

Cabe evocar estas palabras ante el espectáculo de un país confrontado, más que dividido, después de la jornada electoral del 2 de julio. Sustituyo la palabra "espíritu" del autor de La sombra del caudillo por tres "íes" que me parecen más relevantes nueve décadas más tarde: inteligencia, intuición e imaginación. Las opongo a tres malas vocales: ignorancia, idiotez e ilusión.
En todo caso, es el primer trío el que vamos a necesitar, y el segundo el que debemos evitar, para superar la confrontación y sustituirla, con suerte, por un ejercicio inteligente, intuitivo e imaginativo que compete a ambos bandos, el de Felipe Calderón y el de Andrés Manuel López Obrador.

Calderón llega prácticamente solo a la alfajía de la presidencia. No fue el candidato preferido de Los Pinos. Carga con desechables operadores e ideologías de extrema derecha -Manuel Espino y El Yunque- que salen sobrando en una presidencia moderna. Ha recibido visitas indeseables como la del inmiscuido José María Aznar. Todos éstos son o pueden ser males pasajeros. En esencia, Calderón aparece hoy como un hombre solitario, lo cual, más que una desventaja, puede ser su gran ventaja a fin de modelar su propia Administración con autonomía después de una elección muy reñida donde la mitad del electorado postula valores que Calderón y el PAN no hacen explícitos pero sin los cuales no podrán gobernar con éxito. La paradoja es que dichos valores han sido la bandera del candidato opositor Andrés Manuel López Obrador y tienen que ver, el lector lo sabe o lo adivina, con políticas sociales que se han quedado rezagadas en el sexenio que concluye. Se trata de valores sociales como el combate contra una pobreza que en grados diversos afecta a la mitad de la población. Se trata de multiplicar fuentes de trabajo que atenúen el éxodo laboral mexicano a Estados Unidos. Se trata de distribuir la riqueza con mayor equidad. Actualmente, el 10% de los mexicanos detenta el 43% de la riqueza y el 40% de la población vive en
la pobreza.

López Obrador ha encarnado estas exigencias dotado de una aureola casi mística que, según opinión de un amigo mío que no es partidario de AMLO, el país no había visto desde el apostolado de Francisco I. Madero, en 1910, o quizás desde la campaña de José Vasconcelos en 1930. Calderón, en cambio, es la imagen misma de la clase media mexicana católica, conservadora, profesional y consciente a veces, inconsciente otras, de que posee una base popular tan amplia o más que la de AMLO: la de la mayoría católica de México, una mayoría "guadalupana" que se siente encarnación del "espíritu" evocado por Guzmán, que es practicante básica de rodilla herida y corona de espinas, pero también clase media, practicante o no, pero poseída de la costumbre de un país donde hasta los ateos son católicos.

Sin embargo, vaya la siguiente paradoja, ese mismo pueblo católico es el que ha protagonizado, con el estandarte guadalupano muy en alto, las luchas por la independencia y la revolución y ha cambiado de signo conservador sólo cuando los conservadores han obstaculizado el desarrollo económico, político y social de la mayoría católica, liberal o revolucionaria. Ejemplos: la oposición conservadora a las leyes de Reforma de Benito Juárez, el apoyo conservador a la Intervención Francesa y al imperio de Maximiliano y la lucha contra la Constitución de 1917 en numerosos postulados.

Si esto habla muy alto de la complejidad de nuestra historia, nos obliga, para regresar a La querella de México, a revisar nuestros valores sociales en vez de "pulir más nuestra fábula histórica". Acaso sea ésta la oportunidad mayor del actual proceso electoral, más allá de las querellas ejemplificadas, al cabo, por la frangible diversión de los insultos que
oímos: chachalaca, pelele, usurpador, renegado, traidor, mapache, peligro para México, que la literatura, madre de todas las ofensas, recogerá sin duda para reiterar, enriqueciéndolo, el lenguaje popular mexicano, pero que al cabo nada tiene que ver con lo que Héctor Aguilar Camín llama "la concordia activa". No una rendición de principios ni un arriar de banderas,
sino una conciencia práctica de que ninguno de los dos contendientes, Calderón o López Obrador, podrían gobernar sin incorporar, uno y otro, ideas, programas y personalidades del bando contrario.

A Felipe Calderón le correspondería hacer suyo buena parte del programa social de López Obrador. Las propuestas de la izquierda no pueden ser olvidadas en lo que sería una presidencia calderonista desamparada en la soledad de un partido heredero de una presidencia paralítica. A Andrés Manuel López Obrador le tocaría darle cuanto antes bases jurídicas y calma
política a lo que vendría siendo, a la Roosevelt, un "nuevo trato" para México: las soluciones animadas desde abajo, la movilización del desperdiciado esfuerzo colectivo, el incremento del capital humano y una nueva y vigorosa campaña educativa como las que Vasconcelos y Torres Bodet iniciaron en un país mucho menos poblado y diferenciado que el de hoy.

Nuevo trato desde abajo, sin desdeñar los valores, desde arriba, de la inversión pública y privada ni la acción plural de la sociedad civil. Si Calderón llega a Los Pinos en diciembre, quizás López Obrador siga en la escena política como jefe de un movimiento. Dos cosas me parecen, sin embargo, ciertas. La primera, que aunque AMLO desaparezca, su programa y los reclamos que el programa incorpora, seguirán allí. No son postulados que dependan de un candidato, por carismático que éste sea. Son el articulado de un movimiento social que rebasa y debe continuar rebasando a su líder para incorporarse a la vida pública mexicana. El programa suscitado por AMLO estará desde ahora presente como parte de una esperanza que, esta vez, se fundaría en el conocimiento de nuestras virtudes. Calderón no podrá gobernar sin los valores de López Obrador. Y López Obrador no podrá gobernar sin las reformas del Estado -la reelección de legisladores, la segunda vuelta
electoral, el referendo constitucional- que hemos aplazado por demasiado tiempo y que sólo son asequibles mediante la negociación política, el compromiso, la primacía de la inclusión sobre la exclusión y la moderación de los lenguajes.

Hace poco, el historiador norteamericano John Womack advirtió que México paga sus divisiones con cuotas de soberanía. Hoy, ser soberano incluye la obligación de estar en el mundo. No podemos ser avestruces. Debemos pugnar por una globalización -fenómeno tan inevitable como el descubrimiento de América o la Revolución Industrial- con rostro humano. Es decir: la mundialización o internacionalización sujeta a derecho y atenta a la dignidad del trabajador.

viernes, junio 30, 2006

El momento decisivo

Por fin acabó la campaña electoral, aunque los comicios no son hasta el domingo. Son unas elecciones importantes. Aquí sólo cambia el presidente cada seis años, y además no puede volver a ser elegido, es decir, sólo puede ser presidente de la República seis años. En México, justo por esto, no se mide el tiempo de otra forma que de sexenio en sexenio, y la figura presidencial es fundamental, infinitamente más que la de su partido, es a la vez el gobernante y el papá de la patria, el que decide con su carácter y decisión, el destino de todo un país durante seis años. Lo que le hubiera gustado ser a Aznar, vamos, sólo que se equivocó de país.

Y es una elección crucial porque después de 70 años de dictadura sólo hace un sexenio que hay democracia en el país. En toda su historia, desde tiempos aztecas. Así que es hora de probar qué tan demócratas son los mexicanos, qué tanto le apuestan al cambio, qué tan preparados están los partidos para la nueva situación, incluso el sistema mexicano...

El ambiente está calentito, porque las encuestas dicen que hay dos favoritos, uno de izquierda y el otro de derecha, y que están muy igualados en la intención de voto. Normalmente diría no te fíes de las encuestas y me fiaría más por lo que siento en la calle. A pesar de lo que digan las encuestas y la más o menos credibilidad que generen en mí, la mayor parte de la gente va votar izquierda. Eso es lo que siento en el ambiente, y no sólo eso, porque fundamentalmente las encuestas se hacen por teléfono. La mayor parte del país, entonces, queda fuera (porque la mayor parte del país es pobre y no tiene en su casa teléfono, vamos, que bastante si tiene casa).

Pero esto es México. Cualquier cosa puede pasar, así que habrá que esperar hasta el domingo. Hay algunas diferencias con España: la elección de presidente y congreso están diferenciadas, es decir, no es el Parlamento quien elige al presidente, no tiene, pues, tanto peso el partido en cuanto a presidente (igual un poco más en cuanto a Parlamento), y la cosa está chunga gane quien gane, porque no va a poder controlar totalmente el poder (parece que la cosa va a estar fuertemente dividida).

Por otro lado, la campaña no acaba 24 horas antes de la elección, sino tres días antes. Hoy estamos a viernes y desde ayer no hay campaña. No hay campaña oficial, o sea, no hay anuncios en la tele, pero las calles siguen llenas de propaganda (hasta el hartazgo realmente, la ciudad está sucísima, esto deberían considerarlo contaminación ambiental), las páginas de los periódicos apestan a política. Todo el mundo habla de política, así que la campaña sigue en marcha.

Además de esto, desde las doce de la noche del sábado no se podrá beber alcohol hasta que acabe la jornada electoral. A ver qué inventamos para la noche del sábado si no podemos ir a tomar una copita al bar de moda. Habrá que improvisar. Y en cualquier caso, la toma de posesión no es hasta diciembre, algo que es realmente sorprendente para mí, porque eso significa que el país se queda en suspenso por seis meses, entre que gana el nuevo y puede empezar a mandar. Los viejos ya no pintan nada ni tienen poder, el parlamento está disuelto prácticamente, pero los nuevos todavía no pueden ocupar sus sillones. A México, desde luego, es lo único que le faltaba.

La gente está muy enloquecida con esto de las elecciones. Casi parece una extensión del Mundial de Fútbol, aunque en eso es igual que en España. Se habla de los políticos más como si se hablase de un equipo de fut que como lo que realmente son, gente que quiere gobernar y propone maneras de hacerlo. Algunas conversaciones que capto al vuelo me hacen chirriar los oídos. Casi casi lo plantean de la siguiente forma: el candidato de los ricos, o más bien, de la clase media (que en este caso sería el de la derecha, Calderón), y el candidato de los pobres (López Obrador). Y a estas alturas del partido (llevamos, de forma directa o indirecta, un año de campaña electoral) no me cuesta nada adivinar las preferencias de voto de la mayor parte de la gente que encuentro en mi camino, casi casi, al primer golpe de vista.

Como ocurre en España, la gente discute sin saber, nadie tiene la menor idea de las propuestas (y sí, la masa será estúpida, como dijo Ortega, pero esos estúpidos son los que deciden quién ostentará el poder político los próximos seis años). La intención de voto tiene más que ver con que el candidato parece menos mentiroso (y ojo porque aquí no está ganando el más creíble, sino el que parece menos malo, en negativo), bien porque cree que les va a beneficiar más, bien por alguna experiencia personal anterior, aquí la gente elige candidato por las razones más inverosímiles y más alejadas de la democracia. También, afortunadamente, hay gente que discute sobre las propuestas, pero realmente lo que están prometiendo los candidatos, tanto de un lado como de otro, tiene tan poco peso, es todo tan discutible, que da mucha pena.

Por supuesto, tanto de uno como del otro lado, los candidatos prometen más empleo, más seguridad, más bienestar, en definitiva. Y digo yo, ¿dónde se han estado escondiendo los empleos que hasta ahora no salen, los guardan en el bolsillo? ¿O es que el hada madrina de Cenicienta ha sellado un pacto con ellos para crearlos de la nada? Mi conclusión es que me alegro de estar viviendo, pese a todo, estos momentos en México, pero me alegro también de poder estar viviéndolo con un ojo de extranjera, y no tener que implicarme (quizás ese sea mi principal defecto, nunca quiero implicarme, me gusta mirar desde fuera). Por momentos me enciendo de escuchar a mi alrededor las tonterías que oigo, o por decirlo más elegantemente, los argumentos sin base, tan fácilmente discutibles. Pero me alegro de que no tener que tomar parte de la decisión, porque realmente, no sé lo que haría (y conste que esto lo comento desde la izquierda más convencida y más radical que nunca, aunque eso, en estos días inciertos, es de contenido un tanto borroso).

El Roñas (gracioso angelito)

Hace unos meses, el todavía presidente Fox visitó, junto a su mujer Martha Sahagún (que quiso presentarse ante los mexicanos y el mundo como una mezcla entre Eva Perón y Hillary Clinton y que después del sexenio de su esposo ha quedado más cerca de la madrastra de Blancanieves que de cualquier otra mujer de la historia o del imaginario común) el Centro Tutelar de Menores. Era una visita más de esas que a los políticos les gusta hacer, o más bien a sus asesores de imagen, una de esas visitas en la que el político muestra su preocupación por las capas más marginadas de la sociedad y en las que les gusta darse un baño de masas. Al final de la visita, como ocurre en estos casos, estaba prevista una foto de equipo, que los responsables del centro colgarían probablemente al lado de la imagen de la Virgen de Guadalupe en la oficina del director del centro y que al día siguiente salpicaría los periódicos mostrando justo esa sensibilidad del político en turno.

Sin embargo, en esta ocasión un muchacho avispado, a la hora de hacer la foto, le colocó a Fox cornamenta. Así que la foto pasó de las páginas interiores a la portada del periódico y abrió informativos. Y no es para menos. En tiempos del PRI probablemente el muchacho hubiese desaparecido en misteriosas circunstancias (igual me estoy pasando, me siento medio oscura hoy en mis apreciaciones) y el director del centro hubiese terminado ahí su vida profesional, pasando a engrosar probablemente las filas del comercio informal mexicano con un puesto de tacos en la esquina de alguna calle importante de la capital. El caso es que este gobierno que tanto presume de libertad y democracia (y ojo, no quiero demeritarlo, que el cambio sí ha sido importante) rápidamente salió a interesarse por el muchacho, al que no iba a pasar nada. Resultó que el muchacho se apoda el Roñas. Al estilo que los medios estadounidenses nos han impuesto al resto del mundo, todos los informativos pasaron a contar la historia, casi se convirtió en un personaje entrañable que por supuesto escribió rápidamente una carta pidiendo disculpas al presidente por su atrevimiento.

Y la segunda bomba informativa del dichoso Roñas llena los periódicos de hoy. Resulta que le encontraron un engaño. Se hizo pasar por menor de edad, pero en realidad tiene 21 años. Cuando le detuvieron presentó la documentación de un primo de 17 años para no ir a la cárcel, donde había estado anteriormente. Y es que resulta que el inocente bromista de la foto es un perla. Está en el centro, ahora ya en la cárcel después de descubrirse el engaño (reclusorio Oriente de la Ciudad de México) por robo con violencia y robo en pandilla. Pero antes de eso, estuvo en la cárcel por pegarse con la policía a la salida de una fiesta en 2004 y fue detenido dos veces más por asaltos a mano armada (vamos, que el angelito se dedicaba a robar con pistola). Así que el pobre infeliz no sabe en la que se metió al hacer la gracieta en la foto con el presidente, mejor se hubiera quedado quietecito, porque esta historia empieza a oler al Lute mexicano de la era mediática (y ojalá sea así y termine convirtiéndose en abogado, como en el caso de Eleuterio…)

Pd. Y para quien no conozca la historia del Lute, recomiendo fervorosamente El Lute, camina o revienta…

Preguntas, preguntas...

La noticia saltó ayer a los periódicos (aunque hoy soy incapaz de encontrarla): según el último informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (que básicamente aglutina a los países ricos del mundo), México es el segundo país de ese club de Toby con menores ingresos (solamente nos gana Turquía) pero es el país de la OCDE donde la gente vive más feliz. México entró en la OCDE de una forma un tanto peculiar, porque era en ese tiempo en el que gobernaba eternamente el PRI, en el que se enmascaraban las cifras reales por años y que cuando acaba el turno del presidente en cuestión se descubría que la buena marcha de la economía era mentira y todo se iba al traste, y la gente se volvía mucho más pobre de lo que era. En uno de esos periodos de mentira le colaron el gol a la OCDE (a pesar de que más de la mitad de la población nacional era igual de pobre que ahora, si no más). El caso es que la noticia me provoca muchas preguntas: ¿la felicidad es porque somos todos unos ignorantes? ¿Porque nos vale ser pobres? ¿O es que los ricos también lloran? ¿Será que es preferible la pobreza mexicana que la riqueza del vecino del norte? ¿Será que todo es mentira y ni saben medir la riqueza ni saben medir la felicidad? ¿Será que nadie sabe lo que es la felicidad? ¿Alguien tiene algo que decir al respecto?