Descubriendo México

viernes, noviembre 17, 2006

El fracaso de Robin Hood

La emigración del sur es uno de los problemas para la zona fronteriza, cuyas ciudades enfrentan un crecimiento desmesurado y constante, a menudo de forma caótica. En opinión de Mario Pezzini, director de desarrollo regional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el modelo europeo de repartir la riqueza generada en el norte para impulsar el desarrollo del sur, a la manera Robin Hood, ha fracasado. Pezzini, italiano, se queja de que el desempleo en el sur de su país, por ejemplo, sigue siendo, pese a las ayudas europeas, tres veces mayor que en el norte. Según él, la solución regional está en descubrir las vocaciones naturales de cada región y en desarrollarlas con coinversiones de los empresarios del norte. “Las condiciones de desarrollo de la frontera norte pueden ayudar a jalar más rápidamente a zonas menos desarrolladas”, comentó en el foro el empresario Carlos Slim, visión compartida con los empresarios de la zona fronteriza, como Cuauthémoc Pérez, presidente de Urbi, quien reconoce que el norte no podría tener el desarrollo que tiene hoy sin la participación de la mano de obra del sur. “Tampoco necesitamos que todo México se venga al norte, debemos aprovechar la experiencia para generar inversiones en otros lados”, explica.

Lo cierto es que en el sur las iniciativas de integración son tímidas, aisladas y más orientadas a cuestiones como el turismo. “Las capacidades económicas son pequeñas y no están estructuradas”, explica Elia Ramos, directora de desarrollo institucional del Colegio Frontera Sur. En su opinión la integración la están realizando algunos promotores turísticos, fundamentalmente europeos, que incluyen como paquete el mundo Maya, es decir, Caribe y las zonas arqueológicas de Chiapas. Explica que el huracán Wilma trajo a la luz la conexión. La caída de turistas en Quintana Roo provocó también la caída de turistas en Chiapas, pero las autoridades no lo cuantificaron y nunca se habló de esos efectos económicos en los medios de comunicación.

El poder del norte

“Aquí empieza la nación”. Así de contundente fue Fox para referirse al norte en su última visita a Mexicali como presidente el pasado octubre. El motivo era la inauguración del primer foro Frontera Norte. “Las oportunidades son ilimitadas”, dijo. Los norteños comienzan a convencerse de su poder y quieren ser un bloque que jale del país. El foro fue el primer paso. Con presencia de empresarios, sociedad civil, academia y administración estatal y municipal, en Mexicali, comenzaron a trabajar con el objetivo de realizar un documento con las necesidades y propuestas para un mayor desarrollo de la zona. Los fronterizos quieren que sus particularidades se incorporen al plan del nuevo presidente para el país, recogido en el documento Visión 2030. “No queremos un trato diferenciado, queremos que nos dejen trabajar”, explica Reginaldo Esquer, presidente del consejo coordinador empresarial de Baja California y promotor del foro.

La iniciativa no es nueva, pero esta vez es diferente. La diferencia está, según Jorge Santibáñez, presidente del Colegio de la Frontera Norte (Colef), considerador el think tank del proyecto, en que ahora la iniciativa es del norte, no de la capital, y no es una iniciativa del poder público, sino de empresarios, academia y sociedad civil. Hay muchos temas que trabajar, pero la principal conclusión del foro es que necesitan instituciones propias que les unifique y les represente. En el sexenio que está por terminar ya hubo un intento, el comisionado para la Frontera Norte, Ernesto Ruffo Appel. Ruffo fue el primer gobernador de un partido distinto del PRI (Baja California, 1989 – 1995). Después de los atentados del 11s (que congeló la reforma migratoria que estaban trabajando EU y México) Ruffo decidió renunciar, se cansó de que en DF y Washington no le hicieran caso. Para Santibáñez, del Colef, la figura no funcionó porque no representaba a nadie. A los gobernadores del norte les parecía impuesto desde fuera, y los secretarios de Estado y diputados federales no querían que nadie viniese a imponerles una agenda de trabajo.

El poder económico del norte es una realidad. El 23% del PIB del país lo producen los seis estados fronterizos. El liderazgo arranca de la capacidad económica y los empresarios piden más facilidades para que continúe el crecimiento. Sin embargo, el bloque norteño es más un proyecto que una realidad. Comienzan a ser conscientes de que pueden funcionar como región, pero queda mucho por hacer. Para volar de Mexicali a Monterrey hace falta pasar por la capital o pasar la frontera y viajar por EU, donde sí hay una integración sureña. Igual ocurre con las carreteras, de Tijuana a Altamira los empresarios usan las carreteras estadounidenses, la ruta 8 o la 10. Este primer foro anuncia la intención de cambio.

La integración vertical está mucho más desarrollada que la horizontal, tanto a nivel de comunicaciones como a nivel social. Es ilustrativo que el área metropolitana El Paso – Ciudad Juárez, con dos millones de habitantes, explica Roberto García, de Colef, es el continuo urbano fronterizo más grande del mundo. En los años 60 el gobierno central decidió impulsar una política explícita de promoción económica e industrial en la zona norte, con permisos especiales de importación, exenciones impositivas y arancelarias y zonas francas que hicieron más fácil el abastecimiento de productos estadounidenses por un lado y la venta de la producción manufacturera a EEUU, por el otro. Para la zona fronteriza resultaba más fácil y más barato hacer negocios con EU que con el centro de la República.

Los residentes en la zona fronteriza tienen pases especiales para cruzar a diario la frontera. Además del continuo urbano de El Paso y Juárez, hay otros como Tijuana - San Diego, Mexicali – Calexico o Reynosa - McAllen. Existen mecanismos de colaboración informales entre los municipios de los dos lados de la frontera como compartir servicios como ambulancias o bomberos o el abastecimiento de agua. David Shirk, director del Transborder Institute, instituto con sede en San Diego dedicado a estudiar los asuntos fronterizos, lo ejemplifica en la relación entre la policía de San Diego y Tijuana, que se reúnen mensualmente en un restaurante de San Diego para trabajar temas comunes. Pero enfrentan una dificultad: esta relación no puede ser formal porque los municipios y estados carecen de capacidad legal para realizar acuerdos internacionales.

Las decisiones relativas a la frontera, finalmente, se toman en el centro. Y la visión es distinta en Washington y Ciudad de México. “La percepción en Washington es que la frontera mexicana está fuera de control y por eso surge la idea de construir el muro”, explica Shirk. La intención del muro de Bush es controlar la entrada de drogas, inmigrantes ilegales y posibles terroristas en territorio estadounidense. Los participantes en el foro creen que este muro no soluciona los problemas, que además no son generados en la frontera y que se trata de una medida electoralista, ya que este mismo mes (noviembre) los estadounidenses votarán gobernadores, diputados y senadores. Los participantes del foro se quejan de que ni la migración ni el tráfico de drogas son problemas que se generen en la zona, pero ellos los sufren.

Son muchos los temas, pero en el norte son conscientes de que la única manera de sacarlos adelante es trabajando juntos. “Nosotros lo que queremos es ser prácticos, queremos trabajar”, afirma Esquer. Los pasos son muchos. Trabajar con el gobierno federal para crear los mecanismos de coordinación y organizarse entre ellos y con sus pares gringos con la mira puesta en el segundo foro Frontera Norte. La cita, en un año, en otra ciudad fronteriza, Ciudad Juárez.