Descubriendo México

jueves, marzo 09, 2006

En el desierto

Seguimos viaje hacia el norte, hasta Real de Catorce, en el desierto, Estado de San Luis Potosí. Parada obligatoria para los mochileros europeos de todas las edades que quieren conocer el peyote. Fue un pueblo minero en origen, en la montaña, rodeado de desierto. La única forma de acceder en coche es a través de un túnel que en su día era la entrada a la mina. Las calles del pueblo están empedradas. Cuando termina el túnel, quince minutos después de haberlo comenzado, uno tiene la sensación de haber retrocedido en el tiempo 200 años. O de estar dentro de una película como las que hacía Sara Montiel cuando todavía le llamaban Sarita. El túnel es de un solo carril, así que en cada extremo hay una persona que se comunica con el otro lado para asegurarse de que no entren dos coches en dirección contraria. También para pagar la cuota de paso.
Cuando aparece el pueblo, los niños se te abalanzan. Corretean al coche, se suben encima, te molestan aunque les digas que no amablemente hasta que les sigues al hotel que te quieren recomendar. El más caro del pueblo, por supuesto. Y te piden la propina. Y yo me encabrono hasta el punto de querer irme. Me molesta que me impongan las cosas. Me molesta que me obliguen. Me molesta que me pinten el símbolo del dólar en la frente. Me molesta sentirme turista, blanca, rica y pendeja.
Real es un pueblo pobre. Tuvo minas, pero su momento de esplendor acabó a principios del siglo XX, con el fin del porfiriato. Ahora vive fundamentalmente de los mochileros peyoteros, que tampoco gastan demasiado dinero. La diferencia con San Miguel de Allende es palpable. Aunque aquí los cuatro restaurantes que hay (y es literal) son italianos, y un argentino. Algunos extranjeros más bohemios que los de San Miguel que se quedaron y montaron su chiringuito.

Los del pueblo quieren llevarte a dar un paseo a caballo, al desierto, a la montaña huichol, a donde sea. Viven de eso. En cierta forma, viven del peyote. El peyote es un hongo, que crece a ras de suelo. Es alucinógeno. En esa zona, tiene un significado cultural muy fuerte. Los huicholes, un pueblo indígena de esta zona del país, peregrinan a esta zona del desierto una vez al año. Es su viaje espiritual. El peyote les hace vivir un viaje hacia dentro de ellos mismos, les ayuda a poner en orden sus asuntos más íntimos, y les ayuda a conectar con la naturaleza. La tierra les dice cómo van a ser las cosechas, las lluvias, cuándo deben sembrar… Tienen todo un ritual para comerlo. Un mes antes no comen carne, ni beben alcohol, ni tienen sexo, para purificarse y entrar más en contacto con la tierra. Nunca cortan el peyote con cuchillo, lo consideran impuro. Le dan las gracias a la tierra por ofrecérselo.

Pero ahora para los mochileros europeos (en su mayoría, también los hay de otros lugares del mundo) hay todo un mercado turístico relacionado con el peyote. Algunos buscan lo mismo que los huicholes, incluso conocerlos, convivir con ellos. Otros sólo quieren colocarse. Lo cierto es que en Real cada vez hay más mochileros y en el desierto cada vez hay menos peyote (que tarda años en volver a crecer). Los huicholes se quejan de que están acabando con su mundo y piden más protección al gobierno.

Después de dos días en el pueblo me vienen demasiadas preguntas, dudas, sentimientos encontrados, la sensación de ser invasora. Real me hace preguntarme si la convivencia entre culturas diferentes puede darse, en qué niveles en el caso de que sí, si no está todo demasiado pervertido, unos que venden otros que compran, queriendo o sin querer, si la visita de unos no provoca la destrucción de los otros…

1 Lo que otros dijeron:

  • Interesante. Me he sentido en forma similar cuando estuve con los huicholes, en San Andrés Cohamiata. He ido tres veces al mismo lugar y sé que me han abierto a su manera la posibilidad de convivir naturalmente. Pero las preguntas internas son inevitables, sobre la cultura, etc.
    Te invito a ver mi blog: www.estarenelaire.blogspot.com

    Allí encontrarás material sobre los Huicholes, la curandera María Sabina, mi experiencia con Ayahuasca, etc. y otras gemas sobre el sonido.

    un abrazo

    Por Blogger Alejandro Aguerre, el 17:32  

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